La duda, el estrés, los nervios, la pasión, las ideas, el vientre, la mente y el corazón, esta vez, se unieron con fuerza.

miércoles, 8 de junio de 2011

Quiero ver que pasa.


¿Qué que hago yo ahora? ¿Estos últimos meses? Pues mira, me acostumbré cada noche a mirar hacia atrás, por si estabas. A abrazarme a mí misma intentando sentir el calor que me aportabas con tus abrazos. A mirarme al espejo y llorar. A preguntarme por qué. A intentar olvidar. A cambiar de canal cada dos por tres, hasta al final dejar de ver la tele. A marcar en el móvil números sin sentido. A quedarme horas sentada en la cama con la mente en blanco. A mirar tus fotos. A releer tus mensajes. A sonreir cada vez que veía esas fotos en las que salíamos tu y yo. A romperlas. Me acostumbre durante un tiempo a la soledad. A ese sentimiento que cada noche me hacía sentir perdida. A sonrisas, a palabras, a miradas, a lágrimas, a tardes, a horas, a no verte, a no tenerte, a no escucharte, a no mirarte, a no besarte. Pero sí me acostumbré desde el principio a quererte, es una costumbre que no se me quitó, ni se me a quitado. Porque de todos modos, eso no lo decido yo. Eso pasa solo, eso sigue sólo. Un sentimiento no se marcha con un chasquido de dedos, ni tampoco sabe quién en cuanto tiempo.
Ahora no quiero pensar, no quiero comprobar nada. Sólo quiero cerrar los ojos y sentirte, imaginarte. Sentir el deseo, imaginarte a mi lado cada noche.

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