Salgo de mi casa. Me pongo los cascos y me siento en el muro de piedra. Escucho una canción mientras el aire acaricia mis mejillas y por un momento, esas caricias, parecen arañazos. Frío. Demasiado. Una punzada en el estómago. Una lagrima seguida de otras muchas. No hay nadie por la calle. Nadie que pueda ayudarme. Nadie a quien poder decirle que necesito que me abrace. Estoy perdida. Todo empieza a perder su color. Nada tiene sentido. Ya no se escucha ningun tipo de sonido. Ya no puedo sentir esa sonrisa en mi cara. Soy incapaz de sentir felicidad. Todo es triste, o almenos asi lo veo a traves de mis lágrimas.
Despierto.
Una pesadilla. Pero el frío lo sigo sintiendo queriendo meterse en mi piel. Clavandose en mi cuerpo. Me levanto y me voy al baño. Unas ojeras tremendas. Me hecho agua en la cara y me vuelvo a mirar al espejo. Ahi estoy yo. Con un sentimiento muerto dentro de mi. Con la sensación de estar apunto de perder algo. Pero sonrio. No se porque, pero lo hago. Pero el engañarme a mi misma no acabara con mis lagrimas.
Voy al salón. El fuego de la chimenea parece disfrutar al quemar cada tronco. Me encantaría perderme entre esas llamas. Sentir como el fuego se rie mientras se enrojece mi piel, hasta quedarme en cenizas. Pero ese dolor no sería mayor del que siento ahora por dentro.
Me concentro en el papel que hay encima de la mesa. Un papel en blanco. Un papel que dice tanto de lo que siento yo ahora. Lo cojo y puedo llegar a oir sus gritos. Gritos por lo vacío que se siente. Gritos de amor. Gritos de odio. Gritos de miedo.
Lo rompo y lo hecho al fuego. Observo como se quema y como el fuego aumenta. Lloro. Y estoy segura que no es por el escozor de mis ojos debido al humo. Es por algo que esta dolido en mi interior. Salgo a la terraza y observo cada gota de agua, apunto de caer al suelo dejando su humedad en el, y desapareciendo para siempre. Veo a los pajaros volar en el cielo. Veo las ramas bailar. Veo el cielo reflejado en cada uno de los charcos. Veo sonrisas dibujadas en cada cristal. Veo a un niño jugando con las humedas hojas en el jardín de su casa. Feliz. Sin problemas. Saltando en los charcos, produciendo ondas que parecen no acabar. Dibujando sonrisas en el aire. Sonrío. Me gustaría tener otra vez aquella edad. Me doy la vuelta y me veo reflejada en el espejo de la ventana. Es imposible volver a esa edad. Ya no soy esa niña que creia ser una princesa. No.
Me visto, y salgo a la calle. Hace frío. Doy vueltas a mi urbanización sin levantar la vista del suelo. Solo veo mis pies pisar el suelo, escuchando el crujido de las ojas cuando las piso. Viendo mi cara en cada charco, y viendola desaparecer cuando lo piso.
Por primera vez en media hora, levanto la cabeza. El sol esta escondido entre las grises nubes. Unos rayos se escapan y hacen daño a mis ojos. Por un momento me vienen a la cabeza miles de recuerdos. Sonrisas, lágrimas...y sobretodo, un sentimiento de arrepentimiento. Miro de nuevo al cielo. Ahora ningun rayo de sol es capaz de escapar. Rodeado de nubes, que pronto empezarán a llorar, acompañandome en mi tristeza.
Es muy duro saber que solo me quedarán los recuerdos.